nadie parece capaz de defender el noble legado de nuestros antepasados
Huele a podrido
La Lucha Canaria avanza a pasos forzados hacia su autodestrucción definitiva, el descrédito alcanza cotas insoportables y cada gran cita en el terrero sirve para evidenciar que los villanos se han hecho con el botín: han secuestrado nuestro primer deporte vernáculo y ejercen con tiranía un poder casi infinito que intentan legitimar. Los tramposos, los cobardes, los ladrones y toda suerte de sinvergüenzas han escalado en la jerarquía echando por aburrimiento a todo el que se acerca a la lucha canaria con buenas intenciones. El trabajo abnegado de las personas honradas queda ensombrecido por un reducido porcentaje de maleantes que han hecho del noble legado de nuestros antepasados su coto privado.
Nadie vendrá del extranjero a salvar la lucha canaria. El sentido común y la unión de los que de verdad quieren lo mejor para nuestro deporte sin soberbias ni orgullos personales, y la posterior revolución, parece la única salida.